domingo, 30 de marzo de 2008

El gilero más flojo del mundo


Es cierto, en muchos aspectos, los hombres la tenemos más fácil: no menstruamos, no damos a luz y no nos depilamos, amén de otras cosas que la naturaleza nos puso más fáciles (como orinar parados). Pero en el gileo promedio, estimadas, el hombre hace el 80% de la chamba. Si tú, lectora única en tu género (porque eres una de las pocas que lee este blog) tienes enamorado, no escatimes el arduo trabajo que seguramente supuso tu conquista.

El hombre invierte no solo dinero (que lo hace), sino también esfuerzo mental (¿dónde vamos? ¿le gustará tal sitio o tal otro?), coraje (¿me dará bola o no?) y tiempo. No reclamo con esto ningún monumento, ni afirmo que ninguna chica da el primer paso o que la mujer no tiene participación en este tema (que la tiene, solo que nosotros no nos damos por enterados muchas veces), solo digo que, en el gileo promedio, el hombre suele hacer toda esta dura inversión; la mujer, juiciosa ella, da principalmente el visto bueno (o malo). Si el gileo fuera American Idol, los hombres somos los concursantes y las mujeres el jurado.

Pero a algunos hombres este esquema parece que les llegó. Sublevados ellos, reclaman que las mujeres sean las que den el primer paso, tomen la iniciativa, hagan el esfuerzo. Como revolucionarios de las relaciones de género, atentan contra el orden establecido y escriben murales sediciosos como este. O de repente se les pasó la mano. Me parece el colmo de la flojera decir "te amo" en una pared, dejar un número de teléfono y horario de atención. La burocracia llegó al amor.

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